sábado, 5 de febrero de 2011

Con éxito comenzó la Siesta Salamanquera

Una nutrida concurrencia le dio el marco a este encuentro cultural, el cual finalizará este domingo con la actuación de numerosos artistas de jerarquía.
El grupo La Huella, fue uno de los animadores de la primera jornada de la Siesta Salamanquera, que se desarrolla en el polideportivo del Sindicato de Empleados de Comercio. (Foto La Banda Diario).
Luego del frustrado inicio del pasado viernes, en la tarde del sábado comenzó con éxito la Siesta Salamanquera; el show se realiza en las instalaciones del polideportivo del Sindicato de Empleados de Comercio, sito en el barrio Tabla Redonda. Cabe indicar que este encuentro folclórico concluirá este domingo.
Marcelo Flores, coordinador de este espacio cultural comentó, “bueno finalmente hemos podido comenzar con la Siesta Salamanquera. La gente nos está acompañando en esta propuesta que busca brindarle a los turistas un espacio donde pueda escuchar y disfrutar de nuestra música”.
Seguidamente puntualizó, “han llegado gente no sólo de La Banda, sino también de ciudad Capital; del interior provincial y desde distintos puntos del país tal es el caso de Santa Fe; Buenos Aires; Rosario; La Plata entre otros lugares”.
Niños, jóvenes y adultos, concurrieron al polideportivo del Sindicato de Empleados de Comercio a compartir una jornada llena de folclore. Además, tuvieron la posibilidad de disfrutar de la pileta de natación que la institución posee y de esa forma mitigar el calor reinante el sábado por la tarde.
La apertura del espectáculo estuvo a cargo del Bocha Suárez, un bandeño que desde hace un tiempo vive en Buenos Aires difundiendo la música santiagueña; seguidamente lo siguió La Huella, integrado por un grupo de jóvenes de la Capital santiagueña, quienes brindaron lo mejor de sí.
Para este domingo se espera una amplia cartelera de artistas quienes, “estarán cerrando esta edición de la Siesta Salamanquera. Queremos aclarar que los artistas que o pudieron actuar el pasado viernes lo estará haciendo este domingo, por lo que invitamos a la gente concurrir al polideportivo y participar de un día a pleno folclore”, concluyó Marcelo Flores.

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Ser bandeño

Ser bandeño, no es simplemente haber nacido en La Banda, es sentirse parte de ella, es reconocer su perfume, sus colores, su melodía, es extrañarla si se está lejos, es emocionarse al escuchar el tradicional vals interpretado por uno de sus hijos, el inolvidable Carlos Carabajal.

Ser bandeño es reconocer que se forma parte de una historia en torno a las vía férreas, habiendo caminado por el andén o visto pasar el tren desde el alto nivel, es recordar aquellas despedidas o bienvenidas en la estación, es entristecerse cuando se supo que el silbido de la locomotora dejaría de sonar o sentir el galope del corazón cuando vio que la máquina regresaba.

El bandeño, forma parte de una provincia llamada Santiago del Estero, pero aclara que es de La Banda y sería la persona más feliz si por algún decreto la ciudad fuera declarada “República” aunque fuera por una única vez.

Ser bandeño es llevar en el corazón los colores de Sarmiento, Central Argentino, Agua y Energía, Villa Unión o Banfield. Es enarbolar las banderas de Olímpico y de Tiro o sentirse parte de cada una de las instituciones que conforman esta ciudad.

Un bandeño es aquel que disfruta de las siestas al lado del balneario, de las zambas y chacareras en Los Lagos con la familia Carabajal, el que goza sus vacaciones noche a noche en La Salamanca, el que celebra la fiesta de su ciudad como si fuera propia.

Ser bandeño es tener respeto por aquellos que hicieron la historia y la cultura, es recordar a Domingo Bravo, Dino Taralli, Adela Llugdar, Blanca Irurzum, Nelly Orieta, Apalo Villalba, Martín Rodríguez, Pablo Raúl Trullenque, Cristóforo Juárez y tantos otros que dejaron un lazo que lo une a lo autóctono y a su sentir.

Ser bandeño no es una cuestión simple, es llevar en la sangre esa tierra prometida que está de Santiago hacia el este cruzando el río Dulce, es defenderla, amarla y elegirla como el lugar en el mundo para vivir y morir.


Autor: Mariela Lizondo