miércoles, 2 de febrero de 2011

TRATO… PERO NO PUEDO RESISTIRME AL SUPAY

Mientras se prepara para salamanquear OTI te canta La Posta.


Arte: La Banda Diario
LOS ÁNGELES EXISTEN.
Griselda Mignani Numa, una fiel lectora de La Banda Diario me dijo ayer “Los ángeles existen y se manejan en un camión recolector de residuos”. Me sorprendió la frase, le pregunté sobre el tema y ella respondió:
“Vivo una circunstancia muy especial en mi vida y descubrí que siempre hay gente dispuesta a ayudar o a ‘robarte’ una sonrisa para que te sientas un poquito mejor. Hablo de Luis Cameranesi, Luis Costilla y el resto del equipo que realiza la recolección de residuos por Avellaneda e Irigoyen, después de las 18 horas.
Ellos conocen mi situación y están pendientes de todo, si no saqué los residuos me hacen recordar, me ayudan a trasladar las bolsas y siempre me preguntan como estoy. Para muchos esto resultará algo sin importancia, pero para mí y mucha gente a los que ellos ayudan es de un valor incalculable. Por ello quiero agradecer tanta dedicación porque simplemente no están obligados a hacerlo”.
Vaya mi felicitación a estos changos y ojala muchos de los que creen que están “arriba” tomen el ejemplo. Y sí Griselda… los ángeles existen, gracias a Dios.
 HACKER. Che se dieron cuenta que desde el lunes a la tarde y hasta el mediodía de ayer no se podía acceder a La Banda Diario? Cosa’ i mandinga dijo un Oti amigo mío.
Los que saben de estos chirimbolos de Internet, sistemas de este y de aquel otro señalaron que se trataba de un problema de Servidor. Pero, los mal pensados como yo aseguran que este humilde y pequeños medio de comunicación anda molestando a gente importante ya que publica cosas que en Santiago no se debería dar a conocer.
Como les dije antes, yo de Hacker, páginas web, servidores y quilombos de cables no se nada, de hecho yo sigo escribiendo en mi Olivetti a la que nunca se le cae el sistema.
Pero bueno, changos de La Banda Diario a tener un poco de cuidado. Encima éstos no quieren a nadie, meta criticar a uno y a otro, porque trabajan o no trabajan, que las calles inundadas, que avioncitos nuevos, que proyectitos sin importancia. Así no hay página que aguante.
OBRAS QUE HACEN DAÑO. Un vecino de avenida Besares me contó que días atrás sus hijos casi son víctimas de un accidente en la propia vereda de su casa.
Resulta que el conductor de una camioneta Chevrolet color azul (sin chapa patente)  no tuvo una mejor idea que transitar por la vereda ya que la avenida Besares entre Garay y Lavalle se encuentra cortada por unos arreglos, desde hace bastante tiempo.
“Los vehículos para esquivar los montículos de tierra suben a la vereda de las casas (tanto autos pequeños y camionetas) para evitar retroceder y tomar otra dirección. Fue así como casi ocurre una desgracia”, relató el vecino.
También señaló que los vecinos ya están cansados de quejarse en el área de Obras Públicas para que se dé por finalizada la obra ya que todos corren peligro.
“Ya estamos cansados, lo único que nos queda por hacer es cortar toda la avenida totalmente y hacer quemar cubiertas para que nos presten atención”.
SALAMANCA. Ya estamos en la cuenta regresiva, sííííí a horas de que empiece una nueva edición de nuestro festival. Llega el momento de disfrutar del mejor folclore, de grande artistas, de un espectáculo único y como yapa festejamos los 20 años difundiendo nuestra música desde la Cuna de Poetas y Cantores.
Como bandeño y ,orgulloso de ser anfitrión de muchos turistas que se llegarán a disfrutar del festival, pido a la comunidad que una vez más mostremos nuestra mejor faceta, que seamos solidarios, cálidos y abiertos para que quienes nos visiten se sientan como en su casa y vuelvan siempre a esta tierra.
Eso va también para los comerciantes, no vaya a ser que se contagien de los coscoínos y suban los precios a lo loco, principalmente los que venden adentro del estadio… Recuerden que va muchas familias a disfrutar y no todos tienen bolsillo abultados para enriquecerlos a ustedes en cuatro noches.
Le mando un saludo muy especial a Agustina Pereyra Benac que como siempre se porta como un angelito, según me contaron. 
Bueno gente, si me pierden me pueden ubicar en Avenida del Libertador y Soler (club Sarmiento) desde el jueves y hasta el lunes inclusive. No anden tomando. OTI

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Ser bandeño

Ser bandeño, no es simplemente haber nacido en La Banda, es sentirse parte de ella, es reconocer su perfume, sus colores, su melodía, es extrañarla si se está lejos, es emocionarse al escuchar el tradicional vals interpretado por uno de sus hijos, el inolvidable Carlos Carabajal.

Ser bandeño es reconocer que se forma parte de una historia en torno a las vía férreas, habiendo caminado por el andén o visto pasar el tren desde el alto nivel, es recordar aquellas despedidas o bienvenidas en la estación, es entristecerse cuando se supo que el silbido de la locomotora dejaría de sonar o sentir el galope del corazón cuando vio que la máquina regresaba.

El bandeño, forma parte de una provincia llamada Santiago del Estero, pero aclara que es de La Banda y sería la persona más feliz si por algún decreto la ciudad fuera declarada “República” aunque fuera por una única vez.

Ser bandeño es llevar en el corazón los colores de Sarmiento, Central Argentino, Agua y Energía, Villa Unión o Banfield. Es enarbolar las banderas de Olímpico y de Tiro o sentirse parte de cada una de las instituciones que conforman esta ciudad.

Un bandeño es aquel que disfruta de las siestas al lado del balneario, de las zambas y chacareras en Los Lagos con la familia Carabajal, el que goza sus vacaciones noche a noche en La Salamanca, el que celebra la fiesta de su ciudad como si fuera propia.

Ser bandeño es tener respeto por aquellos que hicieron la historia y la cultura, es recordar a Domingo Bravo, Dino Taralli, Adela Llugdar, Blanca Irurzum, Nelly Orieta, Apalo Villalba, Martín Rodríguez, Pablo Raúl Trullenque, Cristóforo Juárez y tantos otros que dejaron un lazo que lo une a lo autóctono y a su sentir.

Ser bandeño no es una cuestión simple, es llevar en la sangre esa tierra prometida que está de Santiago hacia el este cruzando el río Dulce, es defenderla, amarla y elegirla como el lugar en el mundo para vivir y morir.


Autor: Mariela Lizondo