martes, 26 de abril de 2011

Salvaron milagrosamente su vidas tras chocar con un vacuno

El episodio se registró en la noche del domingo, sobre Ruta Nacional 34, más precisamente a la altura de la ciudad de Garza (Dpto. Sarmiento).

Una vez más, la Ruta Nacional 34 fue escenario de un accidente de tránsito. En esta oportunidad, un animal vacuno causó un accidente de tránsito y milagrosamente nadie ressultó lesionado.

Fuentes policiales manifestaron que el accidente se registró a la altura del Kilómetro 639, en cercanías a la ciudad de Garza (Dpto. Sarmiento) y fue protagonizado por un automóvil Volkswagen Bora dominio HCH-262, conducido por Héctor Bermúdez de 57 años y residente en el barrio Mishky Mayu; éste iba acompañado por Juan José Villagra (43), domiciliado en el barrio Aeropuerto y por Martín Cariba.

Los voceros manifestaron que por causas a establecer, colisionaron con un animal vacuno que pretendía cruzar la Ruta Nacional 34.

A raíz del impacto, el vehículo sufrió daños materiales en su parte frontal y tras derrapar varios metros, quedó detenido a un costado de la banquina.

En relación a los ocupantes del rodado, se indicó que ninguno sufrió lesiones.

Finalmente se informó que en el lugar del hecho trabajó personal de la Seccional 38 de Garza.

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Ser bandeño

Ser bandeño, no es simplemente haber nacido en La Banda, es sentirse parte de ella, es reconocer su perfume, sus colores, su melodía, es extrañarla si se está lejos, es emocionarse al escuchar el tradicional vals interpretado por uno de sus hijos, el inolvidable Carlos Carabajal.

Ser bandeño es reconocer que se forma parte de una historia en torno a las vía férreas, habiendo caminado por el andén o visto pasar el tren desde el alto nivel, es recordar aquellas despedidas o bienvenidas en la estación, es entristecerse cuando se supo que el silbido de la locomotora dejaría de sonar o sentir el galope del corazón cuando vio que la máquina regresaba.

El bandeño, forma parte de una provincia llamada Santiago del Estero, pero aclara que es de La Banda y sería la persona más feliz si por algún decreto la ciudad fuera declarada “República” aunque fuera por una única vez.

Ser bandeño es llevar en el corazón los colores de Sarmiento, Central Argentino, Agua y Energía, Villa Unión o Banfield. Es enarbolar las banderas de Olímpico y de Tiro o sentirse parte de cada una de las instituciones que conforman esta ciudad.

Un bandeño es aquel que disfruta de las siestas al lado del balneario, de las zambas y chacareras en Los Lagos con la familia Carabajal, el que goza sus vacaciones noche a noche en La Salamanca, el que celebra la fiesta de su ciudad como si fuera propia.

Ser bandeño es tener respeto por aquellos que hicieron la historia y la cultura, es recordar a Domingo Bravo, Dino Taralli, Adela Llugdar, Blanca Irurzum, Nelly Orieta, Apalo Villalba, Martín Rodríguez, Pablo Raúl Trullenque, Cristóforo Juárez y tantos otros que dejaron un lazo que lo une a lo autóctono y a su sentir.

Ser bandeño no es una cuestión simple, es llevar en la sangre esa tierra prometida que está de Santiago hacia el este cruzando el río Dulce, es defenderla, amarla y elegirla como el lugar en el mundo para vivir y morir.


Autor: Mariela Lizondo