domingo, 6 de febrero de 2011

MÁS ENDIABLADO QUE NUNCA

Pese al desvelo de tres noches, Oti te canta La Posta.
LLENO TOTAL. Todavía me pregunto como hice para salir esta mañana de Sarmiento si no se podía ni caminar de la cantidad de gente que había. La verdad que era imposible moverse y por rato hasta molesto por la gran aglomeración que, sumado a la humedad reinante, hacía que sea un verdadero sufrimiento andar. Pero bueno, por La Salamanca uno se sacrifica…je…je.
La verdad, es que ni los mismos  organizadores pensaron que esta situación se iba a dar porque sobre la marcha, y pensando en la seguridad de los presentes, debieron decidir cerrar las puertas del estadio dejando afuera a muchísimas personas aún con las entradas en la mano.
Si hay algo que destacar es la jerarquía del espectáculo que hizo que este lleno total valga la pena. Y como diría mi abuela “que gente ociosa” ¿Qué no?
 INSOPORTABLE. Los que tienen acceso al sector VIP para ver el espectáculo, se quejaron por la falta de mantenimiento de los baños químicos instalados en el lugar. La situación se puso fea cuando a una determinada hora ya no se podía soportar el olor. Habría que disponer de una persona para mantener la higiene, dijeron.
 ARREBATO. Me contaron que, aprovechándose de la muchedumbre hubo muchos pícaros que se dedicaron a adueñarse de lo ajeno siendo los objetos predilectos las billeteras y los celulares. Si bien es entendible que ante tamaña multitud el sistema de seguridad haya sido superado, se debería trabajar para evitar males mayores como el asalto a mano armada fuera del estadio que sufrieron unas turistas. Habrá que reforzar la guardia al momento de la finalización de La Salamanca nomás.
FESTIVALERITOS. Que linda repercusión tuvieron anoche los hermanitos Núñez (participantes de Talento Argentino) que demostraron que son unos verdaderos artistas y sobre todo la formación académica que tienen y las ganas de seguir creciendo. Lo bueno de todo es que la gente reconoce todo ello y los premia con cariño y admiración. Lo hubiesen visto al “coloradito” que toca el violín firmando autógrafos y sacándose fotos con sus fans.
TAKI MOSOJ. Un OTI amigo mío me contó la desilusión que vivieron los ganadores del Taki Mosoj por el trato que recibieron minutos antes de subir al escenario mayor. “Los trataron como si les estuviesen haciendo el favor de dejarlos tocar y no como a los ganadores de un certamen donde el gran premio era ese espacio en el festival más grande del norte argentino”, señaló.
Desconozco si esto fue verdad, quiero creer que hubo un malentendido, que la locura detrás del escenario hace que sucedan estas cosas y la coordinación no salga como se espera. Ojalá se pueda subsanar esta situación para que los nuevos talentos sigan sumándose al Taki Mosoj año a año.
ESTACIONAMIENTO. ¿Alguien me puede confirmar si fue verdad que la cooperativa de estacionamiento, valiéndose de semejante convocatoria del festival en la noche del sábado, terminó cobrando veinte pesos el derecho a acceder a guardar los autos en el descampado cercano a Sarmiento?
Le mando un muy feliz cumpleaños a Analía Silvina Luna que en hoy está celebrando su cumple y como parte de los festejos cuenta con un itinerario cargadito; carnaval siestero y Salamanca hasta que las velas no ardan. ¡ESO ES VIDA!…. SOLTAME SATÁN SE LA ESCUCHA DECIR POR AHÍ…
Ya saben donde encontrarme si necesitan de mi. A los que no se ubican bien en La Banda les pido que sigan los diablitos colgados en las columnas de iluminación porque ellos señalan como llegar a la cueva salamanquera. Nos estamos viendo y pórtense bien. OTI.

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Ser bandeño

Ser bandeño, no es simplemente haber nacido en La Banda, es sentirse parte de ella, es reconocer su perfume, sus colores, su melodía, es extrañarla si se está lejos, es emocionarse al escuchar el tradicional vals interpretado por uno de sus hijos, el inolvidable Carlos Carabajal.

Ser bandeño es reconocer que se forma parte de una historia en torno a las vía férreas, habiendo caminado por el andén o visto pasar el tren desde el alto nivel, es recordar aquellas despedidas o bienvenidas en la estación, es entristecerse cuando se supo que el silbido de la locomotora dejaría de sonar o sentir el galope del corazón cuando vio que la máquina regresaba.

El bandeño, forma parte de una provincia llamada Santiago del Estero, pero aclara que es de La Banda y sería la persona más feliz si por algún decreto la ciudad fuera declarada “República” aunque fuera por una única vez.

Ser bandeño es llevar en el corazón los colores de Sarmiento, Central Argentino, Agua y Energía, Villa Unión o Banfield. Es enarbolar las banderas de Olímpico y de Tiro o sentirse parte de cada una de las instituciones que conforman esta ciudad.

Un bandeño es aquel que disfruta de las siestas al lado del balneario, de las zambas y chacareras en Los Lagos con la familia Carabajal, el que goza sus vacaciones noche a noche en La Salamanca, el que celebra la fiesta de su ciudad como si fuera propia.

Ser bandeño es tener respeto por aquellos que hicieron la historia y la cultura, es recordar a Domingo Bravo, Dino Taralli, Adela Llugdar, Blanca Irurzum, Nelly Orieta, Apalo Villalba, Martín Rodríguez, Pablo Raúl Trullenque, Cristóforo Juárez y tantos otros que dejaron un lazo que lo une a lo autóctono y a su sentir.

Ser bandeño no es una cuestión simple, es llevar en la sangre esa tierra prometida que está de Santiago hacia el este cruzando el río Dulce, es defenderla, amarla y elegirla como el lugar en el mundo para vivir y morir.


Autor: Mariela Lizondo