viernes, 11 de febrero de 2011

Se fue “Chito” Martínez, foto-periodista inigualable

Con la desaparición física de “Chito” Martínez, acaecida ayer jueves, la comarca se queda sin uno de sus historiadores más preclaros.

Foto: La Banda Diario
Por Domingo Schiavoni.

 Quienes trabajamos con él tantos años en El Liberal y en otros medios gráficos de la provincia, nunca podremos olvidar sus fugaces apariciones en la redacción cerca de las medianoches, casi siempre en las horas de cierre, trayendo la primicia que nadie más que él tenía. Creo personalmente que la condición de fotoperiodista de “Chito” nació mucho antes de que esa categoría ingresara en la nómina de las los rangos profesionales, porque jamás una foto suya llegaba sin la historia paralela. Buceador incansable, nocherniego por esencia, nunca dejaba su equipo en casa. Lo llevaba siempre consigo como el arma sagrada con que ejercía apasionadamente su oficio de fotero impenitente.
Habría que hacer un archivo especial con sus aportes, que siempre entregaba generosamente y sin pedir nada a cambio. “Chito” fue un verdadero modelo al que deberíamos apelar todos, en particular aquellos jóvenes novatos formados en las universidades, porque el talento no se basa tanto en el conocimiento como en la intuición y el olfato, sus condiciones más sobresalientes. Murió pobre y olvidado, enfermo pero jamás cansado de pelear la vida como aquel poeta al que le cantó González Tuñón. Creo que en su tumba jamás faltará una flor, porque no había un santiagueño que no lo conociera. “Chito” Martínez reclama un homenaje póstumo. Ojalá que los poderes no se olviden de su histórica gesta.
¡Descansa en paz, hermano “fotero”! ¡De nuestros corazones no te irás nunca!
Fuente: Arena Política

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Ser bandeño

Ser bandeño, no es simplemente haber nacido en La Banda, es sentirse parte de ella, es reconocer su perfume, sus colores, su melodía, es extrañarla si se está lejos, es emocionarse al escuchar el tradicional vals interpretado por uno de sus hijos, el inolvidable Carlos Carabajal.

Ser bandeño es reconocer que se forma parte de una historia en torno a las vía férreas, habiendo caminado por el andén o visto pasar el tren desde el alto nivel, es recordar aquellas despedidas o bienvenidas en la estación, es entristecerse cuando se supo que el silbido de la locomotora dejaría de sonar o sentir el galope del corazón cuando vio que la máquina regresaba.

El bandeño, forma parte de una provincia llamada Santiago del Estero, pero aclara que es de La Banda y sería la persona más feliz si por algún decreto la ciudad fuera declarada “República” aunque fuera por una única vez.

Ser bandeño es llevar en el corazón los colores de Sarmiento, Central Argentino, Agua y Energía, Villa Unión o Banfield. Es enarbolar las banderas de Olímpico y de Tiro o sentirse parte de cada una de las instituciones que conforman esta ciudad.

Un bandeño es aquel que disfruta de las siestas al lado del balneario, de las zambas y chacareras en Los Lagos con la familia Carabajal, el que goza sus vacaciones noche a noche en La Salamanca, el que celebra la fiesta de su ciudad como si fuera propia.

Ser bandeño es tener respeto por aquellos que hicieron la historia y la cultura, es recordar a Domingo Bravo, Dino Taralli, Adela Llugdar, Blanca Irurzum, Nelly Orieta, Apalo Villalba, Martín Rodríguez, Pablo Raúl Trullenque, Cristóforo Juárez y tantos otros que dejaron un lazo que lo une a lo autóctono y a su sentir.

Ser bandeño no es una cuestión simple, es llevar en la sangre esa tierra prometida que está de Santiago hacia el este cruzando el río Dulce, es defenderla, amarla y elegirla como el lugar en el mundo para vivir y morir.


Autor: Mariela Lizondo