miércoles, 19 de octubre de 2011

Se realizó una jornada de convivencia para docentes de niveles primario y secundario



El Vivero San Carlos fue el punto de encuentro de docentes de los niveles primario y secundario de escuelas del interior de la provincia. En la oportunidad, los educadores participaron del taller: "Logrando Consensos: un encuentro posible".

La subsecretaria de Educación, Mariela Nassif, señaló que la llegada de la escuela secundaria a los ámbitos educativos rurales, ha generado una suerte de recelo en el nivel primario que ha sido durante años, el bastón fundamental de la educación en el interior provincial.

De este modo, a partir de una jornada convivencial, docentes de ambos tramos de la formación se avienen a experimentar la importancia de la convivencia en un sentido de continuidad necesaria para la complementación de la educación que antes era impensada en ciertos lugares del dilatado territorio provincial.

La funcionaria explicó que ésta es una etapa trascendental para la educación santiagueña y la consolidación de esta nueva modalidad educativa en el interior.

"Este taller intenta acercar espacios en una cultura en que la primaria siempre ha sido considerada una modalidad fuerte. De esta manera logramos una mirada inclusiva para la vinculación de los distintos actores del sistema", puntualizó Nassif.

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Ser bandeño

Ser bandeño, no es simplemente haber nacido en La Banda, es sentirse parte de ella, es reconocer su perfume, sus colores, su melodía, es extrañarla si se está lejos, es emocionarse al escuchar el tradicional vals interpretado por uno de sus hijos, el inolvidable Carlos Carabajal.

Ser bandeño es reconocer que se forma parte de una historia en torno a las vía férreas, habiendo caminado por el andén o visto pasar el tren desde el alto nivel, es recordar aquellas despedidas o bienvenidas en la estación, es entristecerse cuando se supo que el silbido de la locomotora dejaría de sonar o sentir el galope del corazón cuando vio que la máquina regresaba.

El bandeño, forma parte de una provincia llamada Santiago del Estero, pero aclara que es de La Banda y sería la persona más feliz si por algún decreto la ciudad fuera declarada “República” aunque fuera por una única vez.

Ser bandeño es llevar en el corazón los colores de Sarmiento, Central Argentino, Agua y Energía, Villa Unión o Banfield. Es enarbolar las banderas de Olímpico y de Tiro o sentirse parte de cada una de las instituciones que conforman esta ciudad.

Un bandeño es aquel que disfruta de las siestas al lado del balneario, de las zambas y chacareras en Los Lagos con la familia Carabajal, el que goza sus vacaciones noche a noche en La Salamanca, el que celebra la fiesta de su ciudad como si fuera propia.

Ser bandeño es tener respeto por aquellos que hicieron la historia y la cultura, es recordar a Domingo Bravo, Dino Taralli, Adela Llugdar, Blanca Irurzum, Nelly Orieta, Apalo Villalba, Martín Rodríguez, Pablo Raúl Trullenque, Cristóforo Juárez y tantos otros que dejaron un lazo que lo une a lo autóctono y a su sentir.

Ser bandeño no es una cuestión simple, es llevar en la sangre esa tierra prometida que está de Santiago hacia el este cruzando el río Dulce, es defenderla, amarla y elegirla como el lugar en el mundo para vivir y morir.


Autor: Mariela Lizondo