martes, 19 de abril de 2011

Algarroba Negra

Prosopis nigra – Villa Jimenez
Foto; Jorge Llugdar
CARACTERISTICAS:
La algarroba es el fruto del algarrobo, del que se conocen dos clases: el blanco y el negro.                                                                              Ambos son árboles, pertenecientes a la familia de las leguminosas. El nombre científico del algarrobo blanco es: “Prosopis alba”.  Es este un árbol que proporciona grata y hermosa sombra, merced a su copa en forma de sombrilla, cubierta de espeso follaje. El tronco es grueso y rugoso. Las hojas, caducas, son compuestas, formadas por gran número de hojuelas de color verde oscuro.     Las flores que cubren el árbol en primavera son pequeñas, amarillentas y se dan en espigas tupidas. Contrariamente a lo que sucede en la generalidad de las plantas, en el algarrobo la parte más vistosa de la flor no es la corola, sino los estambres. El fruto es una legumbre de color claro. Cuando maduran las semillas que contiene, se torna más o menos carnoso, de agradable sabor y muy comestible.                                                                                                                                                                                                                                       Molido, se transforma en una harina con la que se fabrica el patay, que es un pan o torta de alto valor alimenticio por contener albúmina y gran cantidad de azúcar, provenientes de la algarroba. Dejando fermentar la algarroba pisada, mezclada con cierta cantidad de agua, se hace una bebida alcohólica llamada aloja. Este fruto constituye uno de los principales alimentos de los naturales que habitan la región donde crece el algarrobo.                                                                                                                                               Como la producción de algarroba es muy abundante, se recogen las vainas en gran cantidad y se conservan durante mucho tiempo, recurriendo a esta reserva en la época en que escasean los alimentos. Para el ganado, es nutritivo y muy eficaz.                                   Otra de las grandes utilidades del algarrobo reside en su madera dura, que se emplea en carpintería, en ebanistería —sobre todo en trabajos de torno—, en construcciones, para la fabricación de adoquines, etc….. Se la emplea como leña y para la fabricación del carbón de leña.                                                                                                                                                                                                                                   Existe, además del algarrobo blanco, como hemos dicho, el algarrobo negro, cuyas características son similares al que acabamos de describir, con la diferencia que el fruto maduro es una vaina negra.                                                                                                                  Crecen ambas especies en nuestro país, en las provincias de Córdoba, San Luis, La Rioja, Catamarca, Tucumán, Salta, Santiago del Estero, Entre Ríos, Chaco y en la provincia de Formosa.                                                                                                                                                     l algarrobo, planta que brindó a los primitivos habitantes de nuestro suelo, tanta y variada utilidad y sobre todo, completa alimentación, fue conocido en algunas regiones simplemente con el nombre de: “EL ÁRBOL” y se lo consideró árbol sagrado.       Los quichuas lo conocían con el nombre de TACU; los guaraníes lo llaman IVOPÉ y al algarrobo blanco: “IVOPÉ MOROTÍ”.
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Ser bandeño

Ser bandeño, no es simplemente haber nacido en La Banda, es sentirse parte de ella, es reconocer su perfume, sus colores, su melodía, es extrañarla si se está lejos, es emocionarse al escuchar el tradicional vals interpretado por uno de sus hijos, el inolvidable Carlos Carabajal.

Ser bandeño es reconocer que se forma parte de una historia en torno a las vía férreas, habiendo caminado por el andén o visto pasar el tren desde el alto nivel, es recordar aquellas despedidas o bienvenidas en la estación, es entristecerse cuando se supo que el silbido de la locomotora dejaría de sonar o sentir el galope del corazón cuando vio que la máquina regresaba.

El bandeño, forma parte de una provincia llamada Santiago del Estero, pero aclara que es de La Banda y sería la persona más feliz si por algún decreto la ciudad fuera declarada “República” aunque fuera por una única vez.

Ser bandeño es llevar en el corazón los colores de Sarmiento, Central Argentino, Agua y Energía, Villa Unión o Banfield. Es enarbolar las banderas de Olímpico y de Tiro o sentirse parte de cada una de las instituciones que conforman esta ciudad.

Un bandeño es aquel que disfruta de las siestas al lado del balneario, de las zambas y chacareras en Los Lagos con la familia Carabajal, el que goza sus vacaciones noche a noche en La Salamanca, el que celebra la fiesta de su ciudad como si fuera propia.

Ser bandeño es tener respeto por aquellos que hicieron la historia y la cultura, es recordar a Domingo Bravo, Dino Taralli, Adela Llugdar, Blanca Irurzum, Nelly Orieta, Apalo Villalba, Martín Rodríguez, Pablo Raúl Trullenque, Cristóforo Juárez y tantos otros que dejaron un lazo que lo une a lo autóctono y a su sentir.

Ser bandeño no es una cuestión simple, es llevar en la sangre esa tierra prometida que está de Santiago hacia el este cruzando el río Dulce, es defenderla, amarla y elegirla como el lugar en el mundo para vivir y morir.


Autor: Mariela Lizondo